Me considero un amante de los animales. El valor del trabajo que desempeñan estos animales, los perros pastores, es incuestionable. Su devoción por el rebaño les lleva muchas veces a desempeñar el trabajo del pastor con superior maestría. Pero ensalzar esta labor, que también, no es el cometido de este comentario, sino precisamente denunciar el abandono que sufren muchas veces estos animales con el penoso trato que reciben de sus amos. No es la norma general, pero encontrar estas situaciones, que suelen ser excepcionales, me indigna y me enternece para ensalzar todavía más su dedicación, su infinito amor hacia su amo, y su, tantas veces repetida, nobleza hasta el extremo.
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