viernes, 2 de julio de 2010

Olmos secos en un tramo del GR-7 Galera-Orce.

Antaño muy abundantes junto a los caminos, acequias, en los cortijos; hoy apenas se ven ejemplares que unas veces por abandono, y las más por culpa de la grafiosis, prácticamente han desaparecido de nuestros entornos. En estos tiempos en los que parece que todo lo que no es rentable tiende a desaparecer, no iban a ser menos estos árboles que sólo nos pueden dar sombra. En este caso, delimitando el camino que llevaba de un cortijo a otro junto a la vega del río de Orce, los esqueletos blanquecinos todavía se mantienen en pie para mostrarnos con más crueldad la realidad de estas tierras que no por improductivas, sino por lo que comento antes, por su rentabilidad, se abandonan y con ello de todo lo que nos ha servido para sobrevivir en ellas. Esta realidad, por dura que parezca, es la que se vive día a día en esta comarca, y que todavía se mantiene gracias a las generaciones más viejas y algo menos. Se sigue echando fuera de ella a la mayoría de nuestros jóvenes que son nuestro futuro. Si ellos no pueden quedarse... ¿qué será de nosotros?

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