

Foto: (de izquierda a derecha) PACO, ROSA con perrito, MERCEDES, ANTONIO, ANA ISABEL, MARÍA JOSÉ, PEDRO, TELMO, CARMEN, y sentados: JOSÉ VICENTE y SALVA. Falta EUGENIO y el que os relata esto que estábamos con las cámaras.
Pero no estábamos solos, que va, además del resto del grupo que había hecho de avanzadilla había "algunas personas más", y al cabo de unos minutos terminaron su ascensión el grupo que venía del Embudo. Total que estábamos en torno a cuarenta personas. En fin, una multitud.
Después de las bienvenidas y tras el bocata vinieron las fotos de rigor y como el tiempo seguía con la tónica de toda la mañana, enseguida recogimos los bártulos y lentamente iniciamos el descenso. Pasamos durante unos instantes sobre los restos del ventisquero que habíamos visitado en la parte final para otras fotos de grupo y de vuelta para abajo.
El resto de la bajada pasó sin nada que comentar y esta vez el grupo se disgregó un poco más. Las rodillas trabajaron a destajo para todos y eso se hacía notar. Total que llegamos al Collado de las Víboras cuando una nube, más amenazadora que las que habíamos tenido durante la mañana, tomaba para si la cumbre, y unas gotas comenzaban a caer. Tras una breve parada para reunir el grupo terminamos el descenso hasta los vehículos y las gotas caían con algo más de ganas.
La vuelta, rodeando la cara norte, acabó con la tregua y una tormenta con ráfagas más o menos intensas de lluvia fue arrancando.
Al paso por La Losa la cosa fue a más hasta que por fin, los "limpias" casi no podían evacuar todo el agua que les caía. Recorrimos estos paisajes de un verde espléndido, con las vacas recostadas sobre las praderas, en medio de una fuerte tromba de agua. Total, un rato bueno para nosotros, con la subida programada, y otro mejor para todos con la lluvia tan deseada. Mejor no nos podía haber ido.
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