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Enfocando la cámara hacia Huéscar y con un lucido sol ansioso por recuperar el tiempo perdido de la mañana aparece la silueta inconfundible en el altiplano de la Iglesia de Santa María de Huéscar.
Desde el camino de servicio del Canal de San Clemente se puede subir hacia la atalaya, y sobre el Canal de Carlos III podemos encontrarnos con excepcionales vistas sobre la Sierra de Montilla, su atalaya, y el damero de campos cultivados que rellenan el valle entre esta y la Sierra de Jorquera.
En estas horas de la tarde la luz es excepcional para que los relieves sobresalgan y aparezcan perfectamente delimitados los barranos sobre unas laderas sinuosas.
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