
Parece que las tardes que empiezan con luces especiales terminan igualmente. Empecé con unas nubes que "rasgaban" el cielo sobre Huéscar. Y he terminado con un cielo desangrado de intensos rosados. Tanto hacia el norte, con La Sagra, como por el sur, con las llanuras del cortijo del Campillo y la Carrasca con la silueta de la atalaya de Ferrer, se saturaban los sentidos con un colorido espectacular. Una foto con el cielo así, sea cual sea el encuadre, resulta del todo espectacular.
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