La luz que tuve la suerte de tener en esta mañana, era fantástica, y permitía recoger escenas en donde los contrastes eran bastante acusados. Cuando las nevadas que caen son de esta cantidad, es cuando mejor se reproducen los volúmenes y los tonos en los detalles del tema fotografiado. No se queman los blancos y los colores aparecen fácilmente reproducibles a pesar de la gran luminosidad que provoca la reflexión de la luz con la nieve. Vamos! en román paladino: que disfruté como "marrano en un charco".
Qué envidia!. Dos montañeros en la parte alta del Embudo de La Sagra, sobre la gran roca que se conoce como La Pildora. Cuando despejó la niebla la fila ocupaba prácticamente todo esta subida. Llegué a contar hasta dieciséis "puntitos" que con la ayuda del teleobjetivo podían verse cómo avanzaban hacia la cumbre.
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