Todo un patrimonio que pende de un hilo desde hace muchos años cuando con el abandono del campo y la competencia de productos agrícolas importados, han hecho que muchos edificios e instalaciones anexas se vayan perdiendo irremediablemente. Alguien dijo que quienes olvidan su historia están condenados a repetirla; tal vez la condena por estas tierras fuera demasiado dura, pero no lo es más recorrer nuestros caminos y ver como los cortijos se hunden, los aljibes están secos y la tierra se abandona por no poder competir con los productos que vienen de otras partes de nuestro planeta. Y mientras tanto las grandes empresas imponen sus normas y precios para que nadie pueda levantar cabeza, a pesar de los dueños de la tierra y del agua que se almacena bajo ella.
2 comentarios:
Por desgracias así es, ya no se puede competir con las grandes productoras que hacen y deshacen a su antojo lo que quieren con los precios de las cosas.
Por cierto, ¿el cortijo de la primera foto es el de Lobrega?
Sí.
Saludos.
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