martes, 6 de agosto de 2013

Caminos del río Guardal. Otoño.







Como podéis observar, el paseo bajo estos doseles de oro en plena lluvia resultan de lo más evocador. Un año tras otro procuro repetirlo durante varias jornadas, incluso sin cámara fotográfica que ya es decir. También hay que respirar y empaparse con las gotas que caen de las copas de las alamedas. Escuchar el repiqueteo de la lluvia sobre el chubasquero o bajo el paraguas, puede resultar tan relajante que se pasa el rato y se hace noche sin terminar de escuchar los sonidos del agua que fluye desde las hojas al suelo, o de la corriente del río que corre al lado de tanta maravilla visual. El otoño está en su plenitud cuando llueve y caminas bajo estas alamedas.

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