jueves, 17 de septiembre de 2015

Búho chico (Asio otus) de visita rápida en casa.


De vuelta del río Castril, vi un bulto en la carretera y me pareció otro cadáver más de algún animal atropellado por los coches. Generalmente, si el lugar no es peligroso, me suelo parar y recoger a los animales muertos y los saco a la cuneta de la carretera. Me da mucha pena ver como en la mayoría de las ocasiones se pasa encima de ellos una y otra vez. En esta ocasión, era una recta y tardé un poco más en parar por la velocidad que llevaba, enseguida me di cuenta, al parar el coche, de que se trataba de un animal especial. Al irme acercando empezó a bufarme y, claro, cualquiera no le hacía caso con semejantes ojos y las garras y picos con que me amenazaba. Me quité la camiseta y aparté al búho a la cuneta. Lo envolví en la misma y me lo llevé al coche, metiéndolo en el maletero. Luego en casa lo cogí y lo coloqué dentro de una caja de cartón agujereada para que pudiera respirar con normalidad. No paró de bufarme en todo momento. Llamé por teléfono al Centro de Recuperación de Aves y me enviaron a un Agente Forestal que se llevó al búho para dejarlo en las inmediaciones de donde lo había cogido. Al parecer los ejemplares adultos recogen a sus crías, ésta lo era, que caen al suelo cuando empiezan a hacer sus primeros intentos de volar.
Para mí, la experiencia fue increíble y para mi mujer que es especialmente amante de las aves rapaces, de lo más especial. Poder tener en nuestras manos este ejemplar, el tacto de sus plumas, sus enormes ojos mirándonos, ... fascinante!

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