sábado, 20 de mayo de 2006

Excursión a Sierra Seca -20 de mayo 2006- 1ª parte. Dolina. Relieve Kárstico.

Tal como estaba prevista realizamos este sábado la excursión a Sierra Seca con una salvedad, en vez de hacer una travesía a todo lo largo del macizo, acortamos la ruta para quedarnos en el Collado de los Tornajuelos después de hacer la visita, indiscutible, a La Laguna. Las temperaturas de pleno mes de julio soportadas durante la semana habían dejado un ambiente con más calor del que estábamos dispuestos a soportar así que a pesar de que las temperaturas se habían aliviado un poco, se decidió acortar la excursión para poder volver a casa a mediodía, antes de las horas más fuertes de calor. A pesar de esta precaución aún tuvimos que soportar el tremendo cambio, cuando llegamos a Huéscar, después de una mañana que en algunos momentos, sobretodo en el momento de empezar el paseo, habíamos pasado algo de frío y que, de haberlos llevado, seguro no nos hubiera sobrado un chubasquero del tipo paravientos. El trayecto lo iniciamos atravesando la dolina de la Hoya del Serval, cabecera del barranco del Chaparral, que aparecía con un piornal en su momento álgido de floración. Un azul que destacaba con los verdes intensos de la misma planta y de la pradera que lo cubría todo sin distinción. Todo lo remataba un cielo también de un azul profundo y limpio de las calimas que habían dominado durante la semana de intenso calor. Con este contraste tan acusado hasta los roquedos calizos aparecían aún más blanqueados que de costumbre, tachonados de los "lunares" que formaban las sabinas rastreras que aparecen de forma dispersa sobre las laderas rocosas. Seguimos el camino hasta asomarnos al Barranco de la Majada de los Carneros y ya desde aquí, en un pequeño trecho entramos en la gran dolina que forma La Laguna. Conforme nos fuimos adentrando, el verde continuo de la pradera con todo el borde azulado de las flores del inmenso piornal que cubre toda la ladera sur resultaba especialmente luminoso a estas horas de la mañana. La pequeña lagunilla aparecía con un nivel muy bajo de agua del que ya sobresalían las plantas que habían crecido bajo la inundación y en sus bordes, donde ya el agua no llegaba, aparecían unas plantitas que mostraban sus diminutas flores blancas con algunos trazos azulados. Me hubiera gustado saber su nombre, así que habrá que investigarlo.

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