sábado, 13 de febrero de 2010

Jugando con los reflejos o los juegos de un reflejo.

No hay que fiarse mucho de lo que nuestros ojos nos muestran cuando de por medio se encuentra la superficie de un espejo. Y es curioso que, al observarnos, lo que se refleja es justo lo contrario de la realidad. Ojo! que no distinto de ella. De este razonamiento se puede deducir que el espejo es un mentiroso compulsivo y no hay que creer demasiado en lo que refleja. Pues tampoco. El espejo nos enseña precisamente tal y como son las cosas desde el punto de vista de los demás. Realmente si queremos vernos tal y como se ve desde dentro, del espejo claro, tendríamos que ponernos en paralelo a su superficie -será difícil verse si no colocamos otra superficie que nos muestre lo que tenemos a nuestro lado-. Curiosamente la mancha de mantequilla en el labio no estará en tu parte derecha, está en su parte izquierda -piensa el que la esté viendo, o el que la tenga-. Deducción: las cosas son según se mira. Y ahora, haz una prueba, pon un espejo en diferentes posiciones: delante, en el suelo, por encima, reflejando otro espejo, ... todas las posibilidades que se te ocurran. Mira. No es divertido?, te diré más: es de locos.
Uy! perdón, me quedé embobado cuando definitivamente la superficie del agua se quedaba como un espejo, y es que ya ni atinaba a disparar con el reflejo y tantas cosas curiosas que iba viendo a través del visor. Hay que ver lo que enrrollaba aquello!. Lo tuve que dejar por miedo a quedarme atascado cuando comenzó a nevar copiosamente y ver como mis huellas de ida ya habían desaparecido. Fué una pena. Si llego a encontrar el botón de pausa ...

1 comentario:

Unknown dijo...

Es una autentica pasada... Me encantan... parece que se detiene el tiempo... esos reflejos son preciosos, parecen espejos duplicados... una autentica bellleza...GRACIAS de nuevo por estos instantes magicos de autentica paz... Tuvo que ser genial vivir esos momentos...Un saludo, Ester.