No vayáis a relacionar estos pollos de oca con que en el humedal mostrado en la entrada anterior se pueden ver estas aves. Las encontré, junto a su propietario, bañándose en la acequia de la Virgen de la Cabeza, junto a la ermita-santuario misma. Me gustó verlas cómo se desenvolvían en la corriente de agua y, curiosamente, sin alejarse de su dueño.
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