sábado, 29 de abril de 2006

P.N. Sierra de Castril. Sierra Seca. Cerro Laguna (2.069 metros) Parte 1ª. Sapo corredor (Epidalea calamita).

Miércoles, 26 de abril de 2006.
Tras las lluvias del pasado fin de semana y con la invitación de Rosa Rull para ir en su 4x4 a visitar la zona de la Laguna nos citamos para salir a las cuatro de la tarde. Viene también Juan, compañero de trabajo, que también practica esta pasión con todo lo relacionado con la naturaleza.
El camino, una vez que hemos dejado el asfalto, se encuentra bastante mal, lo que deja solamente a los todo terreno el acceso a las cumbres. No obstante a pesar de lo penoso que ha quedado la pista, Rosa controla perfectamente la conducción, y nos deja, después de pedirle que no suba más, a escasos 300 metros del collado que nos abre la gran dolina donde se encuentra la lagunilla.
Hace una tarde estupenda, sol, ligera brisa que se agradece en los taludes orientados al oeste. Enseguida llegamos a la dolina y en el primer desagüe nos encontramos con un pequeño sapo que probablemente acaba de salir de la oquedad que le mantiene un ambiente húmedo. Continuamos haciendo fotos que habíamos iniciado desde el mismo momento en que habíamos comenzado a andar al encontrar, junto al camino, un pequeño ejemplar de viola odorata -una violeta-. Después comenzamos la visita a la laguna.
Enseguida se ven cientos de renacuajos que han eclosionado de sus huevos hace algunos días. Apenas si quedan las "ristras" en donde han estado adheridos mientras maduraban. Éstas aparecen enredadas con los huevos más o menos grandes -según el estado de incubación-. Seguimos con las fotos, incluyendo también a algún sapillo que asoma su cabecita sobre la superficie del agua. Podemos acercar el objetivo a escasos decímetros. Luego, poco a poco, vamos rodeando el agua reconociéndola minuciosamente. Aparecen plumas de buitre leonado, y los restos de habas que algún "guarro/a" ha tirado sin contemplaciones. El cielo se oscurece de vez en cuando con alguna nube. No me gustaría que nos sorprendiera una tormenta.
Al término de las fotos junto al agua, seguimos con la pradera, casi completamente verde, aunque aún aparecen restos de las quemaduras producidas en esta por efecto del frío y los hielos invernales. En las torcas todavía quedan restos de la nieve que cayó hace tiempo. Visitamos el área de la "playa" brevemente y enseguida regresamos para tocar cumbre.
De vuelta al collado que separa las vertientes entre el Barranco del Chaparral y el Barranco de las Majadas de los Carneros -uno se vacía hacia el Río Raigadas, Huéscar, y el otro al Río Castril-, por una inmensa "tabla" de roca viva, salvando las profundas torcas, punteando sobre rocas afiladas como cuchillos resultado de la erosión, encaminamos nuestros pasos a la cumbre del Cerro Laguna para situarnos sobre los 2.069 metros de su cima. En las zonas algo más protegidas, los troncos esqueléticos de las sabinas rastreras aparecen retorcidas una y otra vez. Muchas han dejado sólo eso, sus esqueletos blanquecinos, pero el espeso entramado de su porte rastrero permanece mientras el tiempo las va consumiendo poco a poco. Otras, sin embargo, muestran su estructura casi impenetrable y un verdor que contrasta enormemente con la blancura de las rocas calizas. La cumbre no se hace esperar.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

las fotos te han quedado "mu bien" pero el 'sapo' muestra sintomas de maltrato fisico y psíquico. ¿posó para la foto voluntariamente? Si tirar las cáscaras de habas es una desconsideración, forzar la voluntad animal por un foto no lo es menos

Anónimo dijo...

Siendo desconsiderado (y no soy el autor de este blog) prefiero un sapo maltratado por la lente de una cámara y los rayos ultravioleta que hay por esas alturas, que no MUERTO (osease "destripao") sin su permiso por un 4x4 (u otro medio de tracción mecánica y conducción animal) metido en la laguna o, ¿porqué no? atragantado por la vaina del haba que un guarro que se dedica a dejar tirada su basura en la naturaleza, cual costumbre de casa (parece ser).