viernes, 26 de octubre de 2012

Ventisca en La Sagra. Huéscar.

Salí con la intención de recoger las imágenes que adivinaba me iba a encontrar, pues durante la mañana el tiempo en Huéscar se había mostrado con sucesivas oleadas que traían algunos copos y mantenían una temperatura bastante baja, intercalándose cielos completamente despejados. En cuanto enfilé el macizo me encontré todo el jaleo que había en el entorno de La Sagra.
A la llegada al cortijo de Maza el cielo se abría para que un sol espléndido se colara y me animara a comenzar recogiendo con la cámara los primeros brotes de los olmos centenarios cuyos enormes portes dejan de un tamaño minúsculo el conjunto de la cortijada.

En apenas unos minutos otra ventisca se abalanzaba desde el norte y comenzaba a cubrir el cielo como pintado con un spray. Arreciaba el viento y no podía demorarme en volver al coche si no quería recibir el embate del vendaval que venía acompañado de minúsculas gotas congeladas.


En unos instantes recibiría el impacto de la nube con la protección del coche para así poder aguantar algo más y poder recoger algunos momentos del avance implacable de la tormenta.
Y llegó con tanta furia que a pesar de estar agazapado detrás del coche casi me derriba al suelo. Justo en ese instante disparé la  cámara para recoger el momento en que los chopos del cortijo recibían también el empuje de la tormenta que llevaba consigo un bramido que llegó a asustarme. Me metí dentro del coche para recuperar el aliento y limpiar el objetivo de la cámara que se había cubierto de gotas y esperé a que pasara el gigante. El coche era zarandeado con una violencia tal que temí que llegara a volcar. 
Pasados unos minutos el cielo volvió a aparecer de azul luminoso mientras detrás de La Sagra se adivinaba otra tormenta que cogía fuerza. Así se repitió otras tres veces más, aunque con menos violencia cada vez, hasta que el sol desapareció tras la silueta de Sierra Seca.

No hay comentarios: